De Libros
Ayer ví en el metro una imagen que me encantó, por sorprendente (no recuerdo haber visto esa situación nunca) y por enternecedora. Eran las ocho y pico de la mañana y un montón de gente nos apretujábamos, algunos medio adormilados y otros perdidos en su mundo de lectura o de música, en un vagón. Y en una estación, no recuerdo cual, entró una madre jóven, de unos treinta y pocos, vestida moderna, con el pelo corto y gafas de pasta, con su hijo, que tendría siete o nueve años (no tengo ni idea de calcular la edad de los niños, aún no me rodean en mi círculo más próximo).
En cuanto se acomodaron, el niño de ojos azules sacó de su mochila un reproductor de mp3, se lo puso, sacó un libro y se puso a leer. La madre cogió otro libro, y se puso a leer también, protegiendo al niño de los bamboleos, de los movimientos de la gente debajo de su libro. De vez en cuando apartaba la vista de la lectura y lo miraba. Me pareció una imagen muy tierna, tanto que apartaba yo casi tanto los ojos de mi libro como la madre, para observarlo.
Me pareció sorprendente encontrar un niño capaz de perderse, tan pequeño, en un libro, mientras estaba rodeado de tanta gente, y más siendo tan temprano como era... Ese niño, seguro, será muy feliz, y tendrá una vida muy rica. Al menos, estoy seguro de que tendrá la mente y los ojos abiertos para ver lo que le rodea y ser capaz de disfrutarlo. En todos los años que llevo moviéndome en transporte público no había visto nunca a un niño leyendo...
Y se me dibujó una sonrisa.
En cuanto se acomodaron, el niño de ojos azules sacó de su mochila un reproductor de mp3, se lo puso, sacó un libro y se puso a leer. La madre cogió otro libro, y se puso a leer también, protegiendo al niño de los bamboleos, de los movimientos de la gente debajo de su libro. De vez en cuando apartaba la vista de la lectura y lo miraba. Me pareció una imagen muy tierna, tanto que apartaba yo casi tanto los ojos de mi libro como la madre, para observarlo.
Me pareció sorprendente encontrar un niño capaz de perderse, tan pequeño, en un libro, mientras estaba rodeado de tanta gente, y más siendo tan temprano como era... Ese niño, seguro, será muy feliz, y tendrá una vida muy rica. Al menos, estoy seguro de que tendrá la mente y los ojos abiertos para ver lo que le rodea y ser capaz de disfrutarlo. En todos los años que llevo moviéndome en transporte público no había visto nunca a un niño leyendo...
Y se me dibujó una sonrisa.
4 Comentarios:
:)
Que bien!! Leer esa asociación que haces entre pasión temprana por los libros y felicidad, es algo que llena de esperanza.
Un abraZo.
By Fenjx, at 3:39 a. m.
No me extraña que te enterneciera, a mi también me habría dado un rayo de esperanza, ampliada con una sonrisa de esas llenas de complicidad interna, ya que yo una vez fui una niña de esas que quizá a alguien hizo sonreír... y ojalá la cadena siga...
By Isthar, at 12:10 p. m.
¿Sabes lo que realmente me ha llenado de ternura a mí ? Que hayas sabido salir de tu mundo para adentrarte en el suyo. Que sepas valorar los pequeños detalles que mañana serán grandes. Que seas capaz de sorprenderte. Y sobre todo esa sonrisa que has dibujado al final, así que te dejo una mía y un beso.
By Anónimo, at 9:00 p. m.
Fenjx, me pareció muy bonito el punto en que leer dejó de ser una obligación del cole para convertirse en algo voluntario... Me gustó mucho ver al niño tan joven y tan metido en la lectura... Con lo que enriquecen los libros.
Ishtar, ojalá que sí, que la cadena siga. Te habría encantado verlo.
Brisa, me gusta observar, y me gusta fijarme en los pequeños detalles, pese a que a veces las prisas o el bullicio no me dejen concentrarme ni verlos...
Gregori, estoy seguro de que sí.
Un abrazo a todos, y ¡feliz puente!
By sconcerto, at 4:04 p. m.
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