Concierto y desconcierto...

19 noviembre 2005

Mi casa


Ya estoy instalado.

Mi casa. Sí, ya puedo decir que me siento en mi casa. Han cambiado algunas cosas, claro, tenían que cambiar. La casa es más grande, la casa es mejor pero está más lejos (...) pese a estar en pleno centro.

Ha habido más cambios, supongo que bajo la influencia del subconsciente. Antes me rodeaba el azul, color sereno, tranquilo, quizá incluso relajante. Lo que no era mío era azul, lo que era mío también. Me rodeaba la madera, cálida, color de hogar y de lo natural. Quería ese calor, esa sensación de levantarme de la cama y no tener frío, de poner los pies en el suelo y no tener frío, de ver una peli y no tener frío.

Y ahora me rodea el rojo, fuego, fuerza, pasión. La nueva vida, los cambios, la energía que tanto necesito y empleo cada día. Me rodea el blanco, que me da luz, que me da vida, y aún me sigue rodeando la madera.

Sí, me gusta mi casa. Me gusta estar en ella, me siento bien. Al principio era extraño: vivía aquí pero no me sentía su habitante, venía cada noche, salía cada mañana pero no era mi casa. Quizá haya hecho falta la visita de unos amigos (la semana pasada) para que, a mí, me pareciera un hogar.


¿Qué mecanismo es el que te cambia el chip y hace que lo que hasta determinado momento sea una casa, a partir de cierto otro sea tu casa?