Concierto y desconcierto...

26 abril 2007

AVE FÉNIX

Se dice que en el Edén originario, debajo del Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de rosas. Allí, junto a la primera rosa, nació un pájaro de bello plumaje y un canto incomparable. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un Querubín, y el pájaro ardió al instante.

Por ser el único ser que se había negado a probar la fruta del paraíso, se le concedieron varios dones, siendo el más destacado el de la inmortalidad, a través de la capacidad de renacer de sus cenizas. Cuando le llegaba la hora de morir, hacía un nido de hierbas aromáticas y especias, ponía un único huevo, que empollaba durante tres días, y al tercer día ardía. El Fénix se quemaba por completo y, al reducirse a cenizas, resurgía del huevo el mismo Fénix, siempre único y eterno.

El Fénix es un símbolo del renacimiento físico y espiritual, del poder del fuego, de la purificación, de la inmortalidad.

Como al Ave Fénix, a veces no nos queda más remedio que renacer de nuestras cenizas, extinguir una parte de nuestras vidas hasta reducirla a cenizas para poder volver a nacer de nosotros mismos llenos de fuerza, para poder seguir luchando hasta que, de nuevo, tengamos que incendiarnos y volver a renacer. Hoy quizá me siento en el momento en que ya me he incendiado pero aún no me he reducido a cenizas y, por tanto, aún no he vuelto a nacer.

Incendiarme ahora y tener que volver a renacer de mis cenizas no es lo que yo quería, pero no he tenido otra opción, así que tiene que ser así…

Es la única manera de continuar.

10 abril 2007

Adios


Hola, Beltrán, quería dejar aquí esas palabras que no te pude decir. Porque pasamos muchos años juntos, porque crecimos juntos, aprendimos juntos y jugamos juntos, hemos estado y estaremos unidos para siempre. En la vida se establecen lazos con personas que son más fuertes que los de sangre, y en nuestro caso los lazos que unen a nuestras familias son de los que se eligen, se trabajan y se van haciendo cada vez más sólidos. Éramos casi hermanos.

Recuerdo que sólo hablamos de tu enfermedad una vez, en nuestro último encuentro de junio en las lagunas, y aunque mostraste cierto miedo también te lo tomabas con cierto sarcasmo, siempre con ese ácido sentido del humor que te caracterizaba. Eso es lo que hay que conservar hasta el último momento, el sentido del humor, y tú lo conservaste. Gracias por esa enseñanza, intentaré aplicarla a mi vida cada día.

No pudimos despedirnos ni hablar una última vez porque esa última vez que nos vimos te llevaban al quirófano y sólo se encontraron nuestros ojos y tu sonreíste sorprendido de que yo estuviera allí. Yo tampoco esperaba que aquella fuera la última vez que nos viésemos, ni creo que tampoco me hubiera despedido de ti porque no esperaba que te fueras.

Ya tenías todo planeado. Gracias a ti a noche de la vigilia pascual varias personas volvieron a nacer. Porque tú te fuiste y habías decidido que, si eso pasaba, tus órganos vitales debían continuar viviendo y debían permitir vivir a otras personas. Este acto de generosidad te honra y te honrará siempre. Ha sido muy duro, para ti y para los que te quieren, has estado luchando durante varios meses y finalmente te venció la enfermedad. Hemos estado todos pensando en ti, rezando o mandando energías positivas dependiendo de la creencia de cada uno de nosotros, deseando que el final no fuera este sino el contrario. Pero no ha podido ser.

Quiero que sepas que te voy a echar de menos, y que haré lo que esté en mis manos para apoyar a tus padres y a tu hermano, quiero que se sientan queridos y apoyados y yo intentaré mostrar mi apoyo. Porque los momentos, los días, semanas y meses que están por venir van a ser muy difíciles. Pero la vida debe seguir y tenemos que luchar para ser felices y para superar cualquier dificultad y ser conscientes de que nuestro corazón sigue latiendo y sintiendo, y ser conscientes de que cada día es un regalo.

Ahora me siento raro, porque estoy triste, y estoy analizando qué conclusiones puedo sacar de todo esto. Aún no le encuentro el sentido, pero seguiré buscando porque el dolor hace más fuerte, y porque estos trances nos deben enseñar algo porque si no no entiendo nada…

Adios, amigo, te envío un último abrazo, el que no te pude dar en vida. Espero que estés bien y tranquilo, donde quiera que estés.

05 abril 2007

HECHOS Y PALABRAS, VIDA Y MUERTE...


Hay dos temas hoy que no saco de mi cabeza.

Últimamente ha aparecido la muerte en mi vida, no exactamente en la mía pero sí en la de personas muy cercanas a las que quiero. E incluso también ahora está planeando como una sombra sobre una persona muy querida, de una familia muy querida que casi podría considerar como la mía, joder, ¡si es que hemos crecido juntos! Hemos reído, jugado, paseado en bicicleta, cazado bichos, hemos compartido momentos y pasado la infancia viéndonos casi todos los días, y ahora esto… Yo no había perdido la esperanza, pero tras hablar ayer con mi madre la verdad es que me desanimé bastante porque la ví muy desanimada… De hecho, la semana que viene iban a venir a visitarme mis padres (la primera vez que venían a Lisboa desde que estoy viviendo aquí) y han cancelado el viaje. Eso me hace pensar y preguntarme por qué tiene que ocurrir, eso me afecta y me pone triste, porque veo a las personas sufrir y sufro, porque no sé qué hacer para ayudar (aunque quizá no se pueda hacer nada) y me siento inútil. Cada cual imagino que tiene una manera diferente de enfrentarse a ello, igual que a mí me gustaría que mi gente estuviera a mi lado en el momento en que suceda a alguna de mis personas cercanas, pretendo estar al lado de estas personas, aunque quizá no sea una buena opción porque pueden preferir lamerse las heridas en silencio y en soledad, y no sé qué hacer. No quiero pecar de pesado, no quiero pecar de pasota, no quiero intentar aparentar demasiada alegría para animar, no quiero aparecer deprimido y lloroso para no desanimar más… Es difícil nuestra relación con la muerte. Es de lo que realmente duele, es de lo que te hace pensar que otros problemas son tonterías, una vez que tenemos problemas porque estamos vivos y vivimos... Pensar en todo esto me tiene bastante sensible y vulnerable.

Y hablando de apoyar a los demás en momentos difíciles (y también en momentos fáciles), normalmente todo el mundo dice (decimos) que las cosas importantes se demuestran con hechos más que con palabras, pero a mí también me gustan las palabras, me calman, me hacen sentir bien (o mal) y me hacen darles un sentido más exacto a los hechos. Me hacen sacar mis dudas, mis pensamientos, mis sufrimientos o mis alegrías. Además, ¿a quién no le gusta que le regalen los oídos y le digan cosas buenas y bonitas, a quién no le tranquliizan las palabras tranquilas? ¿A quién no le gustan los abrazos (hechos) acompañados de un “te he echado de menos” (palabras) o de un “te quiero” (palabras)? Para mí eso le da intensidad, me inyecta energía, esperanza y felicidad. Me gusta oir palabras, me gusta sentir palabras… Y hoy las estoy echando de menos.

Quizá hoy lo primero me tenga afectado y por eso siento con más fuerza lo segundo. Porque en momentos así es cuando para mí es más necesario el calor de las personas, el calor de los amigos, el calor de esa persona, el calor de las palabras acompañando a los hechos

Intentaré no pensar demasiado en ello porque ahora debería estar alegre y disfrutando, porque han venido a visitarme amigos de los mejores, porque todo está encaminado para que sea un buen fin de semana y porque la vida, a mí, personalmente, últimamente me sonríe.