Sarah
Se oyen los latidos de su corazón. Sarah hoy se encontraba muy cansada y se ha acostado pronto. Pum, pum, pum, pum... Pum, pum, pum, pum... Está tranquila, está sosegada, el corazón late suavemente, rítmicamente. Respira profundamente mientras el sueño se va apoderando de ella. Siente como si unas voces de hombre la acurrucaran. Se va sumiendo en un sueño profundo, mientras la música suena. Dos voces principales, cantando sin palabras, le dicen que se duerma, que tiene que descansar.
Sarah, tienes que descansar... Sarah, tienes que descansar...
Sus latidos se aceleran, Sarah se revuelve un poco en la cama. Debe estar soñando algo que la altera. Quizá esté recordando algo. Pum, pum, pum, pupum... Pum, pum, pum, pupum... Sí, está recordando algo, algo que aún hoy hace que su corazón se acelere. Esas voces de hombre. Piensa en los dos. En el que fue el hombre de su vida. También, en el que fue su gran amor. Qué pena que no fueran el mismo hombre.
Sueña que los dos le hablan a la vez. Sueña que le hablan sin palabras, que le dicen la misma cosa en fuga, sueña que se funden las dos voces en una sóla, los dos hombres en uno sólo, sueña con la armonía. Con esa armonía que nunca ha tenido.
Su corazón late cada vez más rápido. Su respiración se entrecorta. Los latidos son cada vez más fuertes. Pum, pum, pum, pupupum... Pum, pum, pum, pupupum... De repente, una cálida música la envuelve. También la envuelve la luz. Una luz blanca, cegadora, un órgano que suena y una voz de ángel que la invita a subir. Sube, Sarah, sube. Un poco más alto. Un poco más alto... Sube, Sarah, sube... Ha llegado tu hora...
El órgano arropa al ángel, el ángel arropa al órgano. Un poco más alto... El ángel le habla, el ángel le cuenta historias sin palabras.
Sarah ya no está en su cama. No. Sarah está flotando en una nube. Sarah está naciendo. Sarah está creciendo, se está enamorando. Sarah está con su gran amor. Sarah ríe, llora, y tiene que decir adios. Sarah está con el hombre de su vida. Con el que compartió todo. Está con su gran amor, al que nunca olvidó. Sarah está viviendo. Está viendo toda su vida. Sarah se deja llevar por la música. Sarah se deja llevar.
Adios, Sarah.
Y es que Sarah tenía noventa años.
(Inspirado en Sarah Was Ninety Years - Arvo Pärt - Tercer movimiento del Miserere)